La crema hidratante es muy importante en nuestra rutina de belleza. Gracias a ella nuestra piel queda suave y luminosa, se suavizan las líneas de expresión o arrugas y se contrarrestan las agresiones externas. 

Para tener los mejores resultados posibles en tu rutina, tienes que adecuar la crema hidratante a tus necesidades. Para elegirla, comienza teniendo en cuenta como es tu piel. Dependiendo de si tienes la piel seca, grasa, normal o mixta necesitarás que tu crema tenga diferentes funciones, y si la eliges erróneamente puedes agravar los problemas que presenta tu piel. 

• Piel seca. Se caracteriza por tener un tono más apagado y sensible. Tiene un tacto áspero y en ocasiones tirante. Para este tipo de pieles es recomendable una crema hidratante densa, que contenga más aceites naturales. 
• Pieles mixtas. Se caracterizan por tener zonas grasas, especialmente en la zona T y otras zonas secas. Para conseguir equilibrio en su piel se recomienda una fórmula que hidrate la piel pero sin llegar a ser demasiado grasa. 
• Pieles grasas. Se caracterizan por tener los poros abiertos, la piel brillante y propensa a tener acné. Es un error creer que esta piel no necesita crema hidratante, ya que sin esta, la piel para conseguir hidratación produce más grasa. Por ello, es recomendable usar cremas con base acuosa, libres de aceites.