4 errores que cometes durante la limpieza facial

La limpieza facial es un paso básico en cualquier rutina de belleza. Sin embargo, no siempre la hacemos bien. Su importancia es crucial, porque deja la piel receptiva para los productos que se aplican posteriormente. Además, arrastra consigo toda la suciedad acumulada durante el día y ayuda a que la piel se oxigene y respire. Con esto se evita la obstrucción de los poros y la aparición de los temidos granitos. Sin embargo, no siempre nos limpiamos adecuadamente la piel. Y es más: muchas veces cometemos bastante errores en este primer paso de nuestra rutina beauty. Por ello, hoy te traemos 4 de los errores más comunes, ¿estás cometiendo alguno de ellos?
¿Usas el limpiador facial correcto?
Cada piel es un mundo y, a la hora de elegir los productos adecuados, todo influye: desde nuestro tipo de piel (el cual, debería ir siempre avalado por la opinión y el diagnóstico de un experto), hasta la textura del producto (gel, mousse, leche, loción). No todos los limpiadores son iguales porque cada piel tiene necesidades muy específicas.
Limpiezas demasiado frecuentes
Tan malo es el defecto de limpieza como su exceso, que puede irritar la piel o hacer que produzcas demasiado sebo, debido a que desestabilizas la función barrera de su superficie. Lo ideal es una limpieza por la mañana y otra por la noche, sobre todo si vives en la ciudad y tu piel está expuesta a la contaminación, por ejemplo. Ten en cuenta que la polución tiene casi los mismos efectos nocivos para la piel que las radiaciones solares.
Agua fría o caliente
¿A qué temperatura está el agua cuando te aclaras la cara? Probablemente la prefieras fría o caliente según tus gustos, pero en realidad, el agua tibia es la mejor. Es cierto, en invierno apetece más el agua caliente o en verano el agua fría, pero los cambios bruscos, pueden alterar las barreras de protección de tu piel, con lo cual, recuerda: en el punto medio está el acierto.
Exfoliar demasiado
Exfoliar la piel es saludable y está indicado para eliminar las células muertas de la piel, pero no debes hacerlo más de dos veces por semana. Un exceso de exfoliación puede alterar la piel, sensibilizándola y dejándola desprovista de su capa hidrolipídica, tan necesaria para proteger la piel.
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