Yoga facial: ¿por qué y para qué?

¿Sabes que el rostro tiene más de 46 músculos? Y como tales, necesitan ejercitarse. Hace poco te hablamos de los beneficios que tenían los masajes faciales para mantener el rostro joven y tonificado. Bien, pues hoy te traemos un nuevo concepto que, poco a poco, va haciéndose hueco entre las tendencias de belleza y que, probablemente, se convierta en la próxima revolución: el yoga facial. ¡Sí, sí! Has leído bien: yoga facial. Una versión del tradicional Yoga que, sin duda, aportará muchísimos beneficios a tu rostro. ¿Quieres saber más de esta técnica? ¡Te lo contamos!
Por qué Yoga facial
Igual que te esfuerzas por ir cada semana al gimnasio, deberías acordarte de que los músculos de la cara también requieren de cuidados. Y es que el rostro es el primer lugar en el que se reflejan los signos del cansancio o el estrés, ¡y también de la edad! Por eso necesita atención extra. Con este fin, el Yoga facial se centra precisamente en darle al rostro ese ejercicio que siempre olvidamos.
15 minutos, ¡múltiples beneficios!
El Yoga facial es una técnica sencilla, para la que sólo necesitarás 15 minutos de tu tiempo. Sólo con esto, y un poco de constancia, comprobarás sus múltiples beneficios: liberar tensiones, suavizar las líneas de expresión, eliminar las arrugas y prevenir su aparición, liberar estrés, mejorar la circulación, prevenir la flacidez y tener más luminosidad.
¿En qué consiste?
El Yoga facial se basa en una serie de muecas y ejercicios con los que se consiguen mover todos los músculos del rostro, desde los párpados a las mejillas. Igual que en el Yoga tradicional, la respiración es muy importante, ya que debe ser pausada y relajada. Algunas de las muecas más utilizadas son:
- Estira la cara: abre y cierra la boca como si estuvieras sorprendida. Realiza varias repeticiones.
- Ejercita las mejillas: hincha las mejillas y, mientras mantienes la respiración, pasa el dedo índice por la zona nasolabial, para alisar las arrugas.
- Estirar y relajar la frente: coloca las manos sobre la frente y estirar hacia los lados y arriba y hacia abajo.
- Masajear el párpado superior: colocar los dedos sobre la caja y desplazarlos en forma de V hacia la frente.
- Saca la lengua e intenta tocarte la nariz: sí, ese pequeño juego que hacías de niña, es realmente útil para ejercitar la zona de la barbilla.
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