Hace tiempo que los expertos llevan advirtiendo, que un proceso de estrés prolongado, sumado a los grandes enemigos del día a día (la polución o las radiaciones solares, así como un cuidado deficiente), pueden provocar que la piel sufra desde alteraciones como el acné, hasta psoriasis o rosácea. También es posible que problemas que ya tenemos, se vean agravados por estados emocionales estrechamente relacionados con la ansiedad o la depresión. Y es que, de un tiempo a esta parte, nos dicen que pasamos demasiado tiempo agobiados por el futuro (ansiedad) o por el pasado (depresión) y tan ocupados con tantas cosas, tantos planes y tantas fotos para contarlo todo en redes sociales, que nos hemos olvidado de lo importante: sentir el momento presente y vivirlo de forma intensa, sin sentir que el tiempo pasa sin darnos apenas cuenta. Hoy te damos algunas claves para evitar que tus emociones afecten directamente a tu piel. ¡Muy atenta!
Mindfulness, ¿también en la piel?
Por esto, disciplinas como el mindfulness se han abierto un hueco en la sociedad. Una herramienta que casi se ha convertido en un modo de vida y que fomenta la plena conciencia en el momento que estamos viviendo, para ser conscientes de todas las sensaciones que nos rodean y que interactúan en nuestro cuerpo. Se ha convertido en un método que puede aplicarse a cualquier cosa: al ocio, al trabajo, a la comida, o incluso a las terapias contra el estrés. Un sentimiento que, según los expertos, equivaldría a estar de forma continuada en estado de alerta, provocando que nuestro cuerpo se prepare, casi sin que seamos conscientes, para las posibles amenazadas que puedan surgir. Este estado de alerta deja de lado funciones que el organismo hace de forma automática, como la regeneración de la piel. Por lo tanto, no es tan descabellado pensar que, combatiendo el estrés o la ansiedad, nuestro cuerpo funcione mejor que si dejamos que esas sensaciones negativas se apoderen del día a día.
Estrés… Oxidativo
Seguro que ya has escuchado alguna vez estas dos palabras que se relacionan, directamente, con el envejecimiento de nuestras células. El aumento o la disminución de la ansiedad o el estrés, contribuye también al aumento o disminución de la velocidad a la que nuestras células se oxidan y por tanto, a la velocidad a la que envejece nuestra piel. Si cada día dedicas unos minutos a alguna técnica de relajación, favorecerás la regulación de los niveles de adrenalina y también de hormonas que influyen en el envejecimiento de la piel. Cuando estás relajada, además, relajas también el rostro y por tanto, evitas gestos que puedan derivar en arrugas de expresión.
También a ellos:
El estrés y la ansiedad es algo que puede afectar por igual a hombres y a mujeres, ya que todos, en algún momento de nuestra vida, nos sentimos arrastrados por esa vorágine de cosas por hacer, horarios que cumplir, prisas y poco tiempo para nosotros mismos. La piel de los hombres, igual que la de las mujeres, puede verse afectada por estas emociones, y afecciones como la alopecia pueden ser, en mayor medida que en las mujeres, otro de sus efectos.
4 claves de mindfulness que mejorarán tu piel
Aquí van 4 claves de mindfulness que incorporar a tu día a día y notar la mejora en tu piel:
1. Intenta organizarte mejor: las listas de tareas pueden ser una buena solución para centrarte en una cosa cada vez. Evitarás el agobio de pensar que algo se te pueda olvidar, porque tendrás todo apuntado y te será más fácil centrarte en cada cosa.
2. Párate 10 minutos al día a respirar profundamente, e intenta prestar mucha atención a los movimientos de tu cuerpo mientras respiras. Con cada respiración, cuenta hasta que llegues a 11 y luego hacia atrás. Si incorporas esto como un hábito en tu día a día, ejercitarás lo que se llama «consciencia plena».
3. Evita los pensamientos negativos imaginando, cada vez que alguno llegue a tu cabeza, que lo arrugas, lo rompes y lo tiras a la basura. Intenta concentrarte en tu respiración durante unos minutos, justo después de hacerlo.
4. Recuerda que, prolongar durante demasiado tiempo el estrés o la ansiedad, provoca muchos desequilibrios que quizá, cuando lleguen a verse en la piel, sean señal de que llevan mucho tiempo afectándote de forma emocional. Pide ayuda, habla mucho sobre ello y rodéate de gente que te ayude a desahogarte. Aprende que no es nada malo sentir ansiedad o estrés, si sabes cómo gestionar esas emociones.
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